Mercado Regional
Parece que Ulaca fue un oppidum jerarca entre los vettones, tal vez cabeza de un mercado regional que floreció aproximadamente entre el 300-50 a.C. Desde lo alto del formidable cerro en el que se localiza, situado a 1.500 m de altitud, este poblado domina estratégicamente todo el valle, paso obligado para los caminos entre la Meseta y el sur de la Península Ibérica. Desde el punto de vista arqueológico, es inviable excavar Ulaca en su totalidad debido a su enorme extensión. Pero sabemos que allí se desarrollaron importantes artesanías, como labores de cantería y es posible que alfarería, además de la forja de hierro. El recinto superior albergaba casas, talleres, un santuario, una sauna y otras estructuras monumentales de piedra. La organización interna de este extraordinario asentamiento, rodeado de murallas, está impregnada de un determinado orden colectivo mantenido por un fuerte poder político y religioso. Allí vivía y trabajaba una importante población dedicada fundamentalmente al cultivo de cereales y a la cría de ganado. Seguramente en torno al asentamiento se llevarían a cabo encuentros estacionales que reunirían a mercaderes, a grupos de pastores con sus rebaños y a los agricultores con el producto de sus cosechas para comerciar y concertar alianzas.